viernes, 19 de noviembre de 2010

FELIZ

Soy feliz, soy feliz y no existen palabras para escribir mi felicidad en un post de la misma manera que no me alcanzarían los números romanos para contar los múltiples orgasmos a los que me he veo sometida estos últimos meses.

Soy feliz, y me da cierto temor que al gritarlo se termine y me saquen de mi nueva, maravillosa, emocionante, excitante, resistente y perfecta isla para 2. Es increíble lo que pasa cuando una mujer decide mudarse a este utópico lugar permanentemente, hasta me atrevería a decir que pasas por todas las etapas “Shakira”: primero todo es carnal y andas no sólo con los pies descalzos, luego una no escucha razones ni motivos, sencillamente el amor nos pone brutas, ciegas, sordas y mudas, lamentablemente es inevitable pasar por el embobamiento que lleva a la siguiente fase, el factor suerte, pedir a Diosito, Buda, Ala y Kurt Cobain que no haya sido puramente carnal, que no haya sido únicamente una atracción sexual y que cuando se vaya la ilusión quede el amor, las largas conversaciones, caminar por todos lados de la mano y compartir lo mucho o lo poco que se pueda tener. Si se sobrevive al factor suerte y eres una de las de la intuición, es decir, que no te haya tocado un pobre huevos tristes que solo utilizó la testosterona y se olvido que existían las neuronas, solo te queda querer, amar, cuidar no irse de cara contra la pared.

Desafortunadamente, nada es para siempre y hay que salir de la isla, regresar a ese lugar llamado realidad, donde no eres lacia sin ayuda de la plancha gamma de cerámica con iones negativos, donde no tienes que depilarte las piernas todos los días, donde puedes sentirte bonita y deseada con la cara lavada, donde ya se supero la superficialidad del cascarón y se pasó a las profundidades de lo bueno, lo malo, lo bonito y lo no tan deseable.

La realidad es otra, en la cual no siempre hay buen humor, donde hay deudas y discusiones, y sobre todo donde no siempre los 2 quieren lo mismo. Cuando uno despierta del sueño que es la isla para 2 y te das cuenta que aún esta a tu lado roncando, babeando, con un granito en la punta de la nariz y aún lo vez como la persona más tierna del mundo es porque no necesitas vivir permanentemente en la isla, ahora mi realidad supera cualquier ficción.

Confieso que planeo viajes cortitos a la isla los fines de semana, aunque el día a día, el transito de Lima, los correos no respondidos, las alertas en fila, los sábados de frontón y un “sorry amor por llegar tarde” son las pequeñas cosas que hacen mi vida maravillosa. Por eso soy feliz.