Probablemente esa adicción es la que intento reducir al escribir, al plasmar lo vivido en palabras y lo que me lleva el día de hoy a desnudarme en letras. El ser de carne y hueso (al momento mas carne que hueso) me hace escribir el día de hoy, dejar mi inagotable sarcasmo y decir lo que soy y no soy.
No soy romántica, no creo que unas rosas alegren mi día, tampoco creo que sean sufienciente para pedir perdón o para salir a la conquista, y sobre todo no creo que a todas las mujeres les gusten las rosas, es como decir que todas somos iguales, es más, las encuentro insultantes a menos que resulten ser las favoritas, pero eso si, unos tulipanes me robarían una sonrisa y el que los envie probablemente me robe algo más si es que aún no lo ha hecho.
Foto: Galatea Zabelin
Amo el mar, su olor, su movimiento, el sonido de las olas al reventar en la orilla o contra las rocas, me gusta la necesidad de correr cuando la ola es grande, sentir la arena tibia en mis pies e intentar creer q el sol me puede dar el dorado en la piel que en realidad nunca he conseguido, las quemaduras de primer grado y mudar de piel cual culebra en verano. Disfruto de las buenas conversaciones pero disfruto aún más de los momentos en silencio porque me permiten conectarme con la persona q tengo al lado, a menos que la persona del lado quiera conectarse de otra manera...
No entiendo a las mujeres que reclaman ciertos "maltratos". No tengo miedo de ser yo quien paga la entrada al cine o la mitad de la cena, como tampoco necesito ser escoltada a casa o enviada cual bulto de courrier. No tengo reparo en confesar mi adicción al cafe y al desorden de mi habitación o de utilizar mi sarcasmo para poder burlarme de mi misma y salir del paso.
Foto: Galatea Zabelin
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